Fue la necesidad que obligó al hombre antiguo a la evolución del estudio de la Astronomía.
La vida de los pueblos antiguos estaban orientadas por los fenómenos celestes. Las actividades humanas estaban reguladas por la presencia y ausencia del Sol, la Luna, las estrellas, los vientos, etc. Inclusive hoy en día, gran parte de nuestros quehaceres están supeditado a la presencia de los mismos.
Pero, ¿Qué tiene que ver nuestra vida con el Sol, la Luna, los vientos, las estrellas?.- Muy fácil. No estamos solos, nuestro planeta pertenece a una galaxia y así también existen otras galaxias y todas estas al Universo.
Por todo lo explicado, no es de extrañar que el cielo haya sido objeto de investigación y que se hayan realizado muchos intentos para explicar el movimiento de los astros. Las diferentes posiciones de los astros fueron quizá, el motivo de gran estudio para los antiguos.
Los griegos, que consideraban al hombre como el centro del Universo, suponían que la Tierra era el centro geométrico del Universo y que los cuerpos celestes se movían alrededor de la Tierra.
Los cuerpos conocidos en aquel tiempo fueron ordenados de acuerdo con la distancia promedio a la Tierra; la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte,Júpiter y Saturno
Con el fin de mejorar esta teoría se le introdujeron ciertas modificaciones, hasta que terminó por ser una teoría muy confusa, lo que indujo a Alfonso X Rey de Castilla en el Siglo XII, a comentar que si hubiese sido consultado en la creación del Universo, habría hecho un mundo mejor y más simple.
Sin embargo, las ideas de Ptolomeo guardaban gran concordancia con la Iglesia Católica, ya que la "Suprema Creación” tenía que ser el hombre y como
habitaba en la Tierra, pues, la Tierra tendría que ser el centro del Universo. Esto se alimentó mucho más con algunas ideas vertidas por el filósofo Aristóteles, quien no tuvo mucha suerte en el campo de la Astronomía.
Los Filósofos de esa época suponían que los planetas, el Sol, la Luna y las estrellas, estaban incrustadas en esferas que giraban en torno a la Tierra. A pesar de conseguir, con este modelo, una reproducción razonable de los movimientos observados, la necesidad de ajustarlo del modo conveniente a los hechos, obligó a los griegos a usar a veces un gran número de esferas para explicar el movimiento de un único planeta, con lo cual el “Universo Griego” resultó muy complicado.
En el siglo segundo de la Era Cristiana, el astrónomo Claudio Ptolomeo de Alejandría, estructuró un modelo planetario que tendría gran aceptación, que prevalecería durante la Edad Media. El suponía que todos los planetas se movían en círculos, cuyos centros giraban en torno a la Tierra
Esta descripción fue aceptada como correcta hasta que en el siglo XVI el monje y astrónomo polaco Nicolás
Copérnico, que buscaba una solución más simple, propuso describir el movimiento de todos los planetas en órbitas circulares; incluyendo la Tierra con respecto al Sol, el cual estaría en el centro. La idea no era nueva, había sido propuesta por primera vez por el astrónomo griego Aristarco alrededor del siglo III A.C.
De acuerdo a Copérnico, el orden de las órbitas de los planetas, con respecto al Sol, era: Mercurio, Venus,
Tierra, Marte, Júpiter y Saturno; la Luna girando en torno a la Tierra.
Sin embargo; un sistema en que el Sol se consideraba inmóvil y la Tierra pasaba a ser un planeta en movimiento, como cualquiera de los otros era totalmente contrario a la Filosofía de la Iglesia.
Temiendo represalias por parte de la Inquisición, Copérnico se abstuvo durante mucho tiempo de publicar su libro. El primer ejemplar lo recibió en su lecho de muerte. Debido a está publicación, Copérnico fue tachado de loco y hereje; sus ideas fueron consideradas falsas y opuestas a las Sagradas Escrituras.
Tycho Brahe, con el deseo de demostrar que la teoría de Copérnico era falsa, realizó mediciones de las posiciones de los cuerpos celestes durante 20 años. Lo realizó con tanta precisión, que esas medidas fueron
aprovechadas por su alumno, el alemán Johannes Kepler, quien descubrió que las órbitas que realizaban los planetas no eran circulares sino elípticas.
Así pues, el error que tuvo Copérnico fue admitir órbitas circulares para los planetas, siguiendo una antigua tradición griega que consideraba el círculo como curva perfecta; como el Universo era obra de Dios y por lo tanto una obra perfecta, las trayectorias de los planetas deberían ser circulares.
Los descubrimientos de Kepler se reducen a tres leyes que daremos a conocer en la síntesis que viene a
continuación.
1.- TEORÍA GEOCÉNTRICA
Fue enunciada por Claudio Ptolomeo, quien
sostenía que todos los cuerpos celestes giraban
alrededor de la Tierra describiendo órbitas
circulares. Es decir que se consideraba a la
Tierra como el centro del Universo. alrededor del Sol describiendo 2.- TEORÍA HELIOCÉNTRICA
Fue enunciada por Nicolás Copérnico, quien sostenía que eran los planetas los que giraban alrededor del Sol describiendo órbitas circulares.
Años más tarde esta teoría fue apoyada por Galileo Galilei, quien utilizando su telescopio rudimentario también llegó a la conclusión que los planetas giraban alrededor del Sol.
Johannes Kepler, basado en las mediciones de
su profesor Tycho Brahe, formuló las siguientes leyes:
A) Ley de las Orbitas
Los planetas giran alrededor del Sol describiendo órbitas elípticas, en uno de cuyos focos se encuentra el Sol.
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